domingo, 31 de agosto de 2008







“EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES O LOS APRENDIZAJES DE LA EVALUACIÓN”
“Cada fracaso le enseña al
hombre algo que
necesitaba aprender”
(Charles Dickens)
Por: Tony Peña.



La discusión de la evaluación en el Sistema Educativo Nacional (SEN), en todos sus niveles es, sin duda alguna, una de las problemáticas más complejas en cuanto a los aprendizajes en el aula, y más si se habla de la evaluación de los aprendizajes que recurrentemente aspiren a mejorar la calidad de la educación y a la conformación de un esquema diferente en la concepción de enseñanza-aprendizaje.
El tema para este acercamiento a la evaluación de los aprendizajes es el resultado de las reflexiones vertidas en un programa de diplomado en formación docente, el cual exploraba la necesidad de erradicar tradicionales formas de ver la evaluación como un simple criterio de acreditación, selección o promoción. Evidentemente y como es de suponer, la discusión se direccionó a una sola situación: “Los aprendizajes que debemos poseer los “educadores” sobre evaluación y que desafortunadamente no tenemos; y que en contrario sensu se habla de la evaluación de los aprendizajes y no de los aprendizajes de la evaluación y su ortopraxis.(1)
Siguiendo a Stella Serrano de Moreno, “La evaluación regula el aprendizaje cuando se realiza con la clara convicción (el subrayado es mío) de orientar a l@s estudiantes para ayudarl@s a desarrollar su pensamiento estratégico necesario para alcanzar el aprendizaje autónomo” (2). Esa clara convicción pasa por el tamiz del conocimiento, comprensión y aplicación de los principios, teoría y categorías rectoras para una adecuada avaluación que desemboque en aprendizajes significativos. Al parecer en nuestras aulas no existe una clara convicción, y peor aún, no poseemos los suficientes aprendizajes para una evaluación creadora, sistemática y justa, y lo digo por algunas prácticas que se realizan un nuestra Alma Mater que atentan a través de un efecto psicotraumático en l@s alumn@s.
La evaluación es un continuun (3) como proceso, es decir, el docente y el dicente necesitan vivir experiencias adaptativas de ensayo y error con la idea de cambiar las prácticas de evaluación tradicional, llámense exámenes, a unas prácticas innovadoras. Esto supone la diversidad de experiencias de aprendizaje significativas como por ejemplo tareas y actividades diversificadas, discusiones, comentarios, análisis, formular preguntas o plantear problemas, entrevistas sostenidas, controles de lectura, ensayos, diarios personales, visitas a lugares determinados, organización y ejecución de eventos académico- culturales, redacción y edición de revistas entre otras.
Una de las prácticas tradicionales y que a esta altura de los nuevos tiempos o albores del siglo XXI o de la modernidad no se ha dejado de lado todavía, es el hecho de conceder y sobrevalorar los aspectos cognitivos de las asignaturas, minimizando u olvidando las habilidades, valores, aptitudes, potencialidades, habilidades y destrezas de l@s estudiantes; y peor aún, ell@s no son vist@s en su integridad. En algunos casos, asumimos una posición de todopoderoso y consideramos que l@s alumn@s son una especie inferior, incapaces de poseer un nivel comparativo al nuestro. No es aconsejable ni sugerible la idea de que el aspecto cognitivo prive en la evaluación, la acumulación de conocimientos no hace a nadie más humano, más ciudadano y menos, más educado; esa manía de que los conocimientos son en suma nuestra aspiración más privilegiada nos lleva a un equívoco irreparable: conoce pero no sabe hacer ni ser. Conveniente es formar para la vida, con sentido cotidiano; cuando un alumn@ hace demuestra que hubo aprendizaje significativo y por supuesto, la enseñanza fue aceptable; caso contrario, cuando un alumn@ sólo conoce no es garantía de una formación para enfrentar los avatares de la vida.
Los responsables de la evaluación en el aula somos predominantemente los docentes en términos de asignar una calificación. Según la doctora Laura Virginia Reyes Alardo,(4) “en numerosas ocasiones la evaluación del aprendizaje se convierte en una problemática en virtud de que cada profesor la visualiza a su manera por ende , le da su propia interpretación […] cuando se evalúa, se califica, se da una nota a los estudiantes […] y continúa la doctora Reyes Alardo,” muchos piensan que al hacer esto significa que han evaluado y, por lo tanto, que han cumplido con parte de su misión como docentes”, ella reflexiona finalmente:” si nos preguntamos la razón por la que muchos de nosotros como docentes cometemos errores cuando calificamos a los alumnos, la respuesta evidente es la falta de conocimientos sobre cómo evaluar el aprendizaje” , (el subrayado es mío). La idea subrayada nos afirma y confirma que la mayoría de nosotros necesitamos urgentemente los aprendizajes de la evaluación y no conocer, en principio, la evaluación de los aprendizajes porque esto último es un tema de conocimientos teóricos y los aprendizajes de la evaluación es un tema de falta de conocimientos teóricos y/o falta de ortopraxis.
La evaluación de los aprendizajes resulta ser un proceso constante que requiere responder algunas interrogantes esenciales a saber: ¿En qué se ha fundamentado mi evaluación?, ¿Bajo qué criterios se va a trabajar determinada asignatura?, ¿Bajo qué condiciones realizamos las distintas formas de evaluación?, ¿Conocen los estudiantes los criterios a tomar en cuenta en determinada evaluación?, ¿Cómo ha sido el proceso?... Sólo basta examinar dichas preguntas y nos damos cuenta lo incorrecto que hemos realizado nuestras prácticas evaluativas y hemos recurrido en graves faltas, tanto técnicas como éticas y psicológicas.
Lo importante entonces, es reconocer que nos hemos equivocado y por consecuencia lógica, hemos realizado la evaluación de los aprendizajes dentro de una perspectiva eminentemente tradicional; ello a permitido, además que desconocemos mucho sobre cómo deberíamos evaluar.
La apropiación de los aprendizajes de la evaluación supone entre otros aspectos, los siguientes:
o La participación pertinente de l@s dicentes en la propuesta y diseño de las actividades a evaluar.
o Desdeñar la práctica de la exclusividad del examen, éste produce un efecto psicológico negativo en l@s alumn@s.
o Diseñar formas de evaluación tendientes a desarrollar las macro-habilidades lingüísticas.
o No dejar de lado la aproximación teórica, científica y ética sobre la educación. (5)
o Desechar la idea de que la evaluación es un hecho exclusivo de acreditación.
o Potenciar el carácter solidario, reflexivo, crítico y creador de l@s estudiantes.
o No aceptar que la evaluación se diseña exclusivamente para la acumulación de conocimientos.
o Debemos considerar los resultados de la evaluación para regular la enseñanza…
Finalmente, existe entre nosotros la perversa actitud de creer que pararse frente a un grupo de estudiantes es un ejercicio de poder y que posamos con un talante de omnipotentes sin reflexionar ni siquiera que sin la existencia de l@s estudiantes nuestro oficio tampoco existiese. Dicho de otra manera, ellos son nuestra razón de ser; y por consiguiente, debemos tratarlos como sujetos con aspiraciones, capaces de darnos lecciones, que pueden generar confianza y capaces de concientizarse de la importancia en la construcción de su propio aprendizaje. De acuerdo con Stella Serrano de Moreno (2002), evaluar los aprendizajes construidos por los alumnos consiste en conocer y analizar hasta qué punto ellos han desarrollado, modificado y/o aprendido determinadas competencias como consecuencia de las experiencias educativas vividas. El alcanzar el propósito anterior, requiere que el docente necesita estar en capacidad de conocer cuáles son las condiciones con que el estudiante llegó al proceso, sobre qué fundamentos comenzó o prosiguió su aprendizaje para saber cómo ha ido avanzando y la naturaleza de estos avances.

NOTAS
(1) La palabra "ortopraxis" viene de las palabras griegas orthós, que significa recto o correcto, y praxis, que significa hecho, acción o práctica. La ortopraxis está evidentemente orientada a ser entendida en comparación con la ortodoxia. Si la ortodoxia tiene que ver con la creencia correcta, la ortopraxis se orienta a la acción correcta; más bien representa una relación crítica entre doctrina o teoría, por una parte, y acción o práctica, por la otra. Doctrina y acción se condicionan o mediatizan la una a la otra. La doctrina debe demostrar su verdad en la práctica; la práctica debe estar inspirada por la doctrina y dar lugar a una nueva reflexión doctrinal.
(2) SERRANO DE MORENO, Stella.(2002)La evaluación del aprendizaje.Educare, artículos, Año 6, No.19,octubre-diciembre.
(3) Según Jean Liedloff, el concepto del continuum se refiere a la idea de que, para alcanzar un óptimo desarrollo físico, mental y emocional, los seres humanos necesitamos vivir las experiencias adaptativas que han sido básicas para nuestra especie a lo largo del proceso de nuestra evolución.
(4) La idea básica es el desconocimiento que tenemos sobre cómo evaluar y cómo concebimos, en términos personales, el proceso de evaluación.
(5) DÍAZ BARRIGA, Ángel. Una polémica en relación al examen. Revista Iberoamericana de Educación. s/e ni año.


















LA JUVENTUD VERSUS LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y DE LA COMUNICACIÓN
Por: Tony Peña
Frecuentemente nos dan noticia acerca del fracaso escolar, sobre el poco interés que revelan los estudiantes por aprender, sobre la nula estimulación de los jóvenes por conocer o aprender o saber… pero por cualquier circunstancia la situación nos parece normal porque pienso que a todos nos da recelo por llegar a la insuperable y potencial conclusión en nuestros tiempos: Las tecnologías de la información y las comunicaciones, si bien son herramientas idóneas de aprendizaje, nos están generando cierto desequilibrio entre los intereses de los estudiantes y su formación educativa. En esa guerra, el Sistema Educativo Nacional tiene a su base un gran reto, vale decir los profesores y profesoras tienen el reto de orientar, conducir y ganarle la batalla a esos medios que por lo general en nuestros países conducen al consumismo, la alienación, la falta de identidad personal y nacional; y a la transculturación casi en todos los ámbitos.
Complejo se vuelve entender el mundo de la juventud sin considerar el gran impacto que los mass-media o medios de comunicación presentan en el quehacer educativo de la mayoría de los jóvenes. Los medios de comunicación masiva rivalizan con la familia, los amigos, la escuela y la sociedad por la habilidad de éstos para modelar los intereses, actitudes y valores de los adolescentes. Estos medios de comunicación masiva existen de manera omnipresente, y continuamente bombardean sus vidas.

En su mayoría los jóvenes consumen televisión y películas, emplean la Internet, intercambian correos electrónicos, escuchan discos y emisoras de radio que van dirigidas particularmente a ellos con música y anuncios comerciales, y de vez en cuando leen artículos en las revistas para la juventud.


No perdemos ocasión para alabar o hablar de la revolución que presumen las novedosas tecnologías en relación a la comunicación, pero resulta conveniente dejar claro que esa revolución no se constituye como componente esencial y de manera integral en el modelo educativo.


Existen muchos niños y niñas que pasan muchas horas frente al televisor que en la misma escuela, lo que sería interesante reflexionar sobre el tipo de información y educación que reciben de este medio, si realmente es el más acertado, más que nada por el alto índice de programas "chatarra" y "espectáculos en vivo o realitys" al que nos tienen habituados, en los cuales se hace show del dolor ajeno o se ofrece violencia agranel y para variar de gratis.


Desde esta perspectiva, hay una infinidad de bastiones sociales relacionados al área de la educación que han de funcionar como defensa frente a los ataques de esta avalancha informativa a la que la juventud afronta casi a diario. Dos de esas fortificaciones son la familia y la escuela.


En este siglo XXI, los jóvenes sobreviven en un entorno en el que la desproporción de información se constituye en personaje principal. La realización o producción desordenada y excesiva de los medios de comunicación sitúa al joven en el tiro al blanco apropiado para tornarse en una víctima irreflexiva de los abusos informativos de dichos medios.


El inconveniente radica en que los chicos generalmente no saben cómo o no pueden diferenciar entre lo que es aceptable en los medios y lo que es nocivo. Muchos se pasan horas interminables delante del televisor, computador y conectados a listas de correos electrónicos, chat, blogs, hi5, you-tube o enchufados a sus Ipod, sus teléfonos celulares, nutriéndose sumisamente de todo lo que ven y oyen: drogas, violencia, sexo, pornografía, maldiciones, idolatrías a personajes y patrañas absolutamente fuera de la realidad, es decir convenciéndoles de una realidad distinta a la viven y la cual es adversa muchas veces.


Los estudiantes que manifiestan que ven más televisión que sus compañeros por lo general obtienen pésimas calificaciones en la escuela y sus resultados en las pruebas estandarizadas son los más bajos. La razón es sencilla, se han convertido tevedependientes, netdependientes, móvildependientes o Ipodependientes. Los "dependientes" sobresalen como usuarios destacados de teléfonos móviles, 'messenger' , correos electrónicos, ciberpiratas, crakers, hackers… a la hora de orientar o conducir su vida social.


Concluyendo, se arriba a la nimiedad cuando no se examina conocimiento sino habilidad, cuando testarudamente se cambia lo significativo por lo entretenido, cuando perezosamente la fantasía asfixia el raciocinio, cuando sólo se persigue la última novedad. El mayor riesgo de una mente superficial es llegar a juzgar a un ser humano como cosa y no como persona. Eso podría estar pasando o está pasando en nuestra juventud actualmente, cuando los resultados en términos escolares son los no deseados; y esto pasa por la adicción a la tecnología que se muestra como un descontrol, como una progresiva debilidad de autodominio, como una situación de no discernimiento entre la realidad y la apariencia. Se puede afirmar que lo que puntualiza la conducta adictiva no es la periodicidad con que ésta se realiza, sino que es la pérdida de control de la persona, así como el establecimiento de una relación de dependencia. Los expertos han planteado que la Internet es la tecnología más propensa a forjar una conducta adictiva y más dañina, porque favorece un uso más individual, en otras palabras fomenta el individualismo y el aislamiento social.


A quienes tengamos la oportunidad de estar frente a un grupo de jóvenes o a un solo joven, tratemos de ayudar concientemente en sus procesos de aprendizaje y solidaricémonos así, a construir una sociedad más crítica frente a las iniquidades que se nos exponen como magníficas mejorías para nuestra población y nuestra patria.

DESDE LA "U"


LA UNIVERSIDAD Y SOCIEDAD
Por:Tony Peña
Una universidad que no aspire a debatir ni en lo más mínimo, acerca del contexto del cual es parte, está condenada a desnaturalizarse. Distintos sectores, grupos y personas desde el interior de la Universidad y desde su exterior, quieren una Universidad sin compromiso con la sociedad; quisieran una Universidad acrítica y distanciada de los problemas de mayor relevancia social y política en las comunidades.
La Universidad es un micricosmos que no puede desarrollarse única y exclusivamente en las “visiones” del mercado; si así fuese, un horizonte deslucido seguirá empañando nuestro cielo de posibilidades como sociedad que busca mejores opciones de prosperidad.
Las ideas anteriores suponen en esencia, un compromiso por parte de las universidades en su conjunto; pero en especial, el compromiso socio-político de la Universidad de El Salvador, la Universidad pública. La mayoría de los que tenemos algún vínculo con el Alma Máter, sabemos perfectamente que en gran medida la Universidad ha perdido su rumbo primigenio. Un compromiso que muchos y muchas, nos sentimos orgullosos de defender.
Hemos de revalidar el papel de la Universidad en relación con la sociedad salvadoreña y sus dificultades; una Universidad que contribuya a la refundación de bienestar social; una universidad crítica que no sea extraña a la injusticia social que campea en las urbes y en la campiña. Esta es la razón por la cual continuamos con la bandera en la cota más alta, y ratificamos nuestra convicción por la preservación de la Universidad como espacio inviolable para la unificación social.
Se lamenta que después de los Acuerdos de Paz, gran parte del cuerpo docente haya caído en un decantado comodismo, en sacro docentismo y en un exacerbado academicismo. Se lamenta que no haya claridad de cual sea el verdadero rol de la Universidad frente a las necesidades de la sociedad.
El deber social y político de la Universidad tiene que fortalecerse hoy, tiene que encontrar un nuevo valor semántico, que el compromiso social de la Universidad con incumbencia a la educación de la sociedad salvadoreña no puede esquivar una posición crítica ante las políticas de injusticia y desigualdad; y todo ello pasa por la educación en el compromiso político al servicio de la humanidad.
La Universidad en la actualidad, está constantemente acechada por la globalización económica, científica y cultural. La Universidad está llamada a dar contestaciones en proximidad a estas realidades de complejas circunstancias desde su propia especificidad, esto es, desde la docencia, investigación y proyección social. Nuestra Alma Máter debe considerar la multiplicidad de escenarios e impactos que este entorno económico, político y social está creando; esta objeción científica, política, ética y social no puede ni debe ser trivial.
Naturalmente que debe existir equilibrio entre lo científico y lo humano, lo social y lo político, lo ético y lo profesional. No basta con ideologizar, no basta con actitudes consignistas, reiterativas, arcaicas, caducas y pseudosrrevolucionarias que tanto daño, también, han causado a nuestro entorno académico-científico.
El siglo XXI, es la era del conocimiento, las universidades deben jugar un protagonismo decisivo y vital, dado que a la Universidad le corresponde formar el primordial recurso de una sociedad, grupo social u organización: el recurso humano. El alcance de tal propósito para la Universidad tiene a su base el reto de empezar a innovarse al interior, a sí misma, para así aportar mejor a la edificación de una nueva sociedad.
Nuestra Universidad está forzada a un cambio general, que debe originarse con la formación de sus cuadros docentes y administrativos. Primordial es el logro de mutaciones profundas en la Universidad a nivel académico, administrativo en general y estudiantil en particular.
Según la Cumbre Mundial de Educación Superior realizada en la UNESCO París, “las universidades son instituciones en manos de aficionados. ¿Por qué en manos de aficionados? Porque en la mayoría de las universidades del mundo, el personal docente y administrativo no ha recibido la capacitación y la formación para desempeñar tan loable función. Hay una alta proporción de profesionales universitarios, que piensan que por tener un título del tal nivel, están habilitados para desempeñar funciones docentes o administrativas de la universidad, sin haber recibido la formación pertinente”.
Un elemento insoslayable para describir la vinculación de la Universidad, sociedad y política es que en días actuales, caracterizados por la polarización y la contradicción; por la riqueza “plus ultra” de unos cuantos y la pobreza “extralarge” de muchos; por las guerras criminales; por la violencia social; por el mercantilismo voraz y desenfrenado; por el conflicto ecológico; pero también por los progresos en el campo de las ciencias y la tecnología, lo que está en juego es la VIDA en todos sus signos y expresiones, la dignidad, la justicia y la solidaridad. Las Universidades como establecimientos eminentemente sociales y políticas no pueden ser insensibles a esta realidad.
Finalmente, se trata de redefinir y darle vida propia a la misión y visión de la Universidad; se trata de redirecccionar la posición política de cada estudiante, de cada profesor, administrativo para volver a proponerles a todos y a todas el control supremo de su propia existencia.
Nuestro centro de estudios posee un reto y un compromiso muy trascendental con la nación, porque es la más grande institución formadora de cuadros para los puestos de importancia en la sociedad. Para eso, debe tener muy claro cual es su proyecto de sociedad y cual su proyecto político. Significa entonces, que hay que redefinir el rumbo instituyendo un proyecto académico que resuelva los distintos aspectos, sin ignorar los valores y principios fundamentales que rigen el ordenamiento de una sociedad democrática que aspira a que un nuevo mundo es posible.