domingo, 31 de agosto de 2008



















LA JUVENTUD VERSUS LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y DE LA COMUNICACIÓN
Por: Tony Peña
Frecuentemente nos dan noticia acerca del fracaso escolar, sobre el poco interés que revelan los estudiantes por aprender, sobre la nula estimulación de los jóvenes por conocer o aprender o saber… pero por cualquier circunstancia la situación nos parece normal porque pienso que a todos nos da recelo por llegar a la insuperable y potencial conclusión en nuestros tiempos: Las tecnologías de la información y las comunicaciones, si bien son herramientas idóneas de aprendizaje, nos están generando cierto desequilibrio entre los intereses de los estudiantes y su formación educativa. En esa guerra, el Sistema Educativo Nacional tiene a su base un gran reto, vale decir los profesores y profesoras tienen el reto de orientar, conducir y ganarle la batalla a esos medios que por lo general en nuestros países conducen al consumismo, la alienación, la falta de identidad personal y nacional; y a la transculturación casi en todos los ámbitos.
Complejo se vuelve entender el mundo de la juventud sin considerar el gran impacto que los mass-media o medios de comunicación presentan en el quehacer educativo de la mayoría de los jóvenes. Los medios de comunicación masiva rivalizan con la familia, los amigos, la escuela y la sociedad por la habilidad de éstos para modelar los intereses, actitudes y valores de los adolescentes. Estos medios de comunicación masiva existen de manera omnipresente, y continuamente bombardean sus vidas.

En su mayoría los jóvenes consumen televisión y películas, emplean la Internet, intercambian correos electrónicos, escuchan discos y emisoras de radio que van dirigidas particularmente a ellos con música y anuncios comerciales, y de vez en cuando leen artículos en las revistas para la juventud.


No perdemos ocasión para alabar o hablar de la revolución que presumen las novedosas tecnologías en relación a la comunicación, pero resulta conveniente dejar claro que esa revolución no se constituye como componente esencial y de manera integral en el modelo educativo.


Existen muchos niños y niñas que pasan muchas horas frente al televisor que en la misma escuela, lo que sería interesante reflexionar sobre el tipo de información y educación que reciben de este medio, si realmente es el más acertado, más que nada por el alto índice de programas "chatarra" y "espectáculos en vivo o realitys" al que nos tienen habituados, en los cuales se hace show del dolor ajeno o se ofrece violencia agranel y para variar de gratis.


Desde esta perspectiva, hay una infinidad de bastiones sociales relacionados al área de la educación que han de funcionar como defensa frente a los ataques de esta avalancha informativa a la que la juventud afronta casi a diario. Dos de esas fortificaciones son la familia y la escuela.


En este siglo XXI, los jóvenes sobreviven en un entorno en el que la desproporción de información se constituye en personaje principal. La realización o producción desordenada y excesiva de los medios de comunicación sitúa al joven en el tiro al blanco apropiado para tornarse en una víctima irreflexiva de los abusos informativos de dichos medios.


El inconveniente radica en que los chicos generalmente no saben cómo o no pueden diferenciar entre lo que es aceptable en los medios y lo que es nocivo. Muchos se pasan horas interminables delante del televisor, computador y conectados a listas de correos electrónicos, chat, blogs, hi5, you-tube o enchufados a sus Ipod, sus teléfonos celulares, nutriéndose sumisamente de todo lo que ven y oyen: drogas, violencia, sexo, pornografía, maldiciones, idolatrías a personajes y patrañas absolutamente fuera de la realidad, es decir convenciéndoles de una realidad distinta a la viven y la cual es adversa muchas veces.


Los estudiantes que manifiestan que ven más televisión que sus compañeros por lo general obtienen pésimas calificaciones en la escuela y sus resultados en las pruebas estandarizadas son los más bajos. La razón es sencilla, se han convertido tevedependientes, netdependientes, móvildependientes o Ipodependientes. Los "dependientes" sobresalen como usuarios destacados de teléfonos móviles, 'messenger' , correos electrónicos, ciberpiratas, crakers, hackers… a la hora de orientar o conducir su vida social.


Concluyendo, se arriba a la nimiedad cuando no se examina conocimiento sino habilidad, cuando testarudamente se cambia lo significativo por lo entretenido, cuando perezosamente la fantasía asfixia el raciocinio, cuando sólo se persigue la última novedad. El mayor riesgo de una mente superficial es llegar a juzgar a un ser humano como cosa y no como persona. Eso podría estar pasando o está pasando en nuestra juventud actualmente, cuando los resultados en términos escolares son los no deseados; y esto pasa por la adicción a la tecnología que se muestra como un descontrol, como una progresiva debilidad de autodominio, como una situación de no discernimiento entre la realidad y la apariencia. Se puede afirmar que lo que puntualiza la conducta adictiva no es la periodicidad con que ésta se realiza, sino que es la pérdida de control de la persona, así como el establecimiento de una relación de dependencia. Los expertos han planteado que la Internet es la tecnología más propensa a forjar una conducta adictiva y más dañina, porque favorece un uso más individual, en otras palabras fomenta el individualismo y el aislamiento social.


A quienes tengamos la oportunidad de estar frente a un grupo de jóvenes o a un solo joven, tratemos de ayudar concientemente en sus procesos de aprendizaje y solidaricémonos así, a construir una sociedad más crítica frente a las iniquidades que se nos exponen como magníficas mejorías para nuestra población y nuestra patria.

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