POÉTICUS

ESA NOCHE
A la abuelita PAULA:
porque quizá no desmoronen mis lágrimas al tratar de recordarla.
Una lágrima rodó por mi piel
en una noche de verano,
era un enero catorce,
el horizonte, visible aún…me miraba.
Lloraba su ausencia,
un suspiro rasguñó lentamente
uno a uno sus recuerdos.
Cada lágrima derramada, aumentaba mi dolor
de angustias por esa mujer … la más pura,
quién sino ella: la mujer perfecta,
la mujer sufrida, angustiada , atormentada.
En algún lugar donde esté, si es que está,
sentiré el tenue olor de su fragancia,
el olor de jazmines mañaneros,
y el aliento de ternura de sus besos;
y la luz de su tierna sonrisa,
y su voz, trinando mis sentidos.
Volveré a nadar en el mar de su vientre,
como en los primeros días,
para refrescar lo efímero de mis pasos.
De esa mujer que tanto me amaba,
debo decir sin sutilezas:
iluminaba mis noches aciagas,
y cuando el mar de mi vida se agitaba,
era mi velero;
brujulaba el camino cuando estaba perdido,
me anclaba a la seguridad con su mirada,
y me ayudaba a zarpar del tropiezo.
Cuando la luna, esa noche,
pernoctaba la soledad
mi alma lloraba en silencio,
y yo en mi ventana besando su imagen
con el más sincero de los amores…
Tocó mi hombro,
otra lágrima rodó.
Temblaba.
Era ella y su sonrisa.
Era ella y el consuelo eterno.
Misteriosa, sacra y digna… con la ternura de siempre…
Había ganado la victoriosa batalla de la vida
en mis memorias, en mis recuerdos,
en mis luchas, secretos, angustias…
Silencios.

Tonypeña
Desde algún lugar de Santa Ana
Abril-XXIII-2007