viernes, 29 de agosto de 2008

MASS-MEDIA Y CULTURA




















DOMINACIÓN CULTURAL Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN.

Por: Tony Peña

Uno de los campos más importantes de estudio en las ciencias sociales ha sido el de la comunicación humana. La evolución de la humanidad ha dado lugar a un sistema de interrelaciones cada vez más complejas. Se pasó de la comunicación personal a la comunicación colectiva. Luego nacen los medios de comunicación de masas, distintos a la comunicación personal (Face to face) como la prensa, la radio, la televisión, los libros, videos y actualmente la International Network: La Internet.
La principal característica de los Mass-Media es el no establecimiento de contacto personal entre emisor y receptor del mensaje. El receptor es parte de una audiencia en masa o público, de ahí su nombre. Las funciones que los medios de comunicación de masas deben cumplir son:
Ø Conferir status o prestigio: Al atraer una persona o grupo, la atención de los Mass-Media, ellos elevan su posición social. Hay casos en que personas realizan acciones criminales para llamar la atención y ser noticia.
Ø Reformar normas sociales: Dan publicidad a una conducta y fuerzan de esta forma a que los individuos las cumplan. También se incluye la capacidad de romper normas sociales.
Ø Disfunción narcotizante: Disminuye el tiempo dedicado a la acción social. Aunque el individuo esté informado sobre la problemática que le rodea, no lo anima a tratar de resolverla.
Ø Función informadora: Principal objetivo a cumplir.
Ø Función interpretadora: Ayuda a comprender pequeños fenómenos cotidianos.
Ø Transmisión cultural: Transmite conocimientos y es un recurso didáctico sin explotar aún.
Ø Entretenimiento: Que muchas veces no beneficia en mejorar como persona.
Todas estas funciones pueden volverse disfunciones en un determinado momento y en lugar de beneficiar, hacen daño. Como se está convirtiendo y por diferentes causas, en aparatos de ideologización. Se han vuelto medios absorbentes y persuasivos de los receptores. Obviamente, estas características y beneficios o daños que puedan provocar se refiere a los contenidos y no los medios en sí. La televisión como medio de comunicación es un gran invento, pero… ¿Qué hay de los programas que las compañías televisivas transmiten y producen?. Es esto de lo que debemos hacernos cargo como miembros de una sociedad determinada y como seres humanos.
El problema es que dejamos que nos use en lugar de nosotros usarlo a nuestro favor. La creciente influencia que ha ejercido especialmente en niñ@s y jóvenes se ha vuelto un problema social. Desde que sus programas enseñan más comportamientos negativos que positivos y que los televidentes toman los negativos por falta de orientación y otros factores. Un problema grave es la influencia y hasta dominación en el aspecto cultural que ha venido desgastando nuestra propia identidad nacional y el respeto a la misma.
LOS MASS-MEDIA: ¿BENÉFICOS O DAÑINOS?
Ciertamente las opiniones al respecto se han dividido. Algunas personas creen que la televisión es el invento más grande del sigo XX. Otras afirman, que es un gran consumidor de tiempo valioso y una negativa influencia para el país. Hay quienes que culpan a los medios de enseñar la violencia, de incitar a los jóvenes televidentes a imitar a criminales y héroes pistoleros. Otros dicen que la televisión convierte en vegetales pasivos a las personas que no hacen más que sentarse frente a la pantalla. Sin embargo, aún hay otros que ven a los medios como el educador más efectivo de la historia, que llevan hasta el hogar del más humilde ciudadano las maravillas y conocimientos del mundo. Tal educación en una época, estuvo al alcance de los más acomodados, que podían viajar y asistir a las mejores escuelas. Los niños de hoy parecen saber más acerca del mundo de lo que sus padres y abuelos sabían a la misma edad. Muchos educadores dan a la televisión parte del crédito por este incremento de conocimientos.
Cuando se les pide opinión acerca de los medios, algunas personas dicen que es un pasatiempo inofensivo que brinda un escape a los problemas de la vida diaria; mientras otras opinan que es peligrosa la imagen irreal que presenta del mundo. Los argumentos surgen por doquier para cada declaración convincente sobre los prejuicios de los medios, hay otras sobre sus beneficios.
El problema, dicen otros, es que la decisión de “ver o no ver” ha cambiado a “qué programa ver” pues el medio siempre está funcionando independientemente en nuestras opciones y que se ha vuelto una simple costumbre.
Los medios influyen en las personas de todas las edades y sociedades y poseen el poder de manipular y convencer; no obstante pueden instruir, informar e inspirar, amén de distraer, distorsionar y degradar mentes. Lo interesante de esto radica en el nivel de orientación y/o educación de los receptores por parte de padres y maestros.
Un crítico dijo alguna vez que el segundo pasatiempo más practicado consiste en desacreditar a los medios, el primero es ver televisión.
Él se refería en su frase que no importa cuantas críticas se haga a este medio y cuantos estudios se realizan demostrando lo perjudicial que podría ser el estar expuesto a sus mensajes presentados tan cuidadosamente.
El poder de adicción de los medios, especialmente la televisión, puede atribuirse a su capacidad de involucrarnos emocionalmente.
Todos hemos experimentado fuertes emociones frente a una pantalla, todos hemos conocido partes del mundo que nunca conoceremos “en vivo”. Vemos televisión para que nuestros sentimientos sean manipulados. Nuestro sistema nervioso no distingue entre el temor a un asaltante que espera en una calle desierta a las tres de la mañana o el temor a unas criaturas demoníacas de una película de terror. En ambos casos, nuestros corazones laten con más fuerza, el pulso se acelera y las sensaciones corporales son reales. Todos hemos sentido alguna vez afecto al personaje de una historia, en el cine o la televisión, u odio hacia el villano de ésta.
Muchas veces buscamos en la televisión experimentar sentimientos que normalmente hacen falta en nuestras vidas; pero esa búsqueda de hecho puede llevar muchas horas frente a la pantalla diariamente, y ese es signo de carencia de una vida emocional rica, basada en la realidad. Las imágenes se convierten en sustitutos de la realidad. Éste quizás constituye el más grave defecto de los medios: La mayoría no puede resistir involucrarse sentimentalmente con los programas y personajes, no puede distinguir claramente entre lo real y lo irreal; sin embargo, estos sentimientos generados por los medios provienen de escritores y productores experimentados y no generados dentro de nosotros mismos. Esa responsabilidad cae en manos ávidas de corporaciones que controlan el contenido de la televisión así como el suministro de bienes presentados como medio para tener vida, como necesidades que en realidad no tenemos. Consideremos que no sólo nos afectan las telenovelas que son “arte de masas”, sino también nos cambian los noticiarios, caricaturas, películas, comerciales, documentales y los demás programas transmitidos por TV. (Los Treinta, RBD, 4 Visión, Dragon Ball Z, “Claro que tienes más”, “Todos quieren estar con Tigo”, Domingo para todos, Fin de Semana…).
Algunos psicólogos consideran que los medios pueden ser culpables al menos en parte de la creencia de que los problemas de la vida pueden ser resueltos a través de ellos. Nos enseñan soluciones simples a problemas complejos… esta creencia es profunda y verdaderamente preocupante.
¿QUÉ ENSEÑAN LOS MEDIOS?
En general, por ejemplo, ¿Qué enseña la televisión?, no la televisión educativa cuyo propósito es culturizar. Los anuncios y los programas de entretenimiento influencian de manera victimizante a su auditorio, enseñan qué productos usar, qué productos pueden dar felicidad, presentan imágenes de cómo son los policías y qué clase de personas son los criminales; enseñan cómo vive la gente rica y como es una familia feliz, muestran cosas agradables y las presentan de forma atractiva para que sean deseables e incluso necesarias. Así las personas quieren la buena vida que ven en los medios y permiten que modelen sus deseos; la televisión por ejemplo, enseña cómo supuestamente vive, habla, viste y se comporta “la gente”.
Esta “modelación” cultural es difícil de detectar, pero sucede constantemente a modo de aguja hipodérmica o igual que como se adiestra una mascota y bajo los principios del condicionamiento (recompensa - castigo). Nos influencia que una nueva marca de perfume puede hacernos más atractivos, la compramos y luego obtenemos reconocimiento y admiración de la gente que también vio el comercial y de esa manera se recompensó nuestra vanidad. Vivimos luego, sin distinguir entre la realidad y la fantasía, lo elemental y lo superfluo, lo necesario y lo trivial.
Según el Comandante Fidel Castro, en los pueblos Latinoamericanos los consumidores de los medios son víctimas permanentes y esto, como se ha dicho, es en todos los niveles, sectores y edades. En menos de cuatro décadas, los medios se han convertido en un instrumento de diversión, investigadores, maestros, consoladores, entretenedores, vendedores, consejeros, psiquiatras, jefes de familia, educadores, niñeras…
Las jóvenes esperan a un príncipe azul que las rescate de su trágica vida, que en nada se parece a la de la niña de la telenovela quien tiene talento, popularidad, belleza, dinero, ropas de marca, y a su príncipe que tiene las mismas “cualidades” que ella y además es dulce, inteligente, millonario y está perdidamente enamorado de ella. Se estancan soñando que son como estos personajes y que cualquiera de esos días le llegará lo que les corresponde, jamás piensan en la escuela o en su futuro de manera realista. La protagonista de la novela, además, tiene problemas con su hermana mala, su amiga bulímica, su padre alcohólico; pero todo sin perder el estilo ni por un segundo. Todos se ven perfectos aun estando enfermos y sus enfermedades siempre tienen cura. Ella se embaraza y su novio se enamora más de ella, la coloca en un pedestal, le regala un anillo de diamantes para pedirle matrimonio en el que usarán trajes de gala, celebrarán una lujosa fiesta, se mudarán a una costosa residencia y se irán de luna de miel a una exótica isla, para vivir después por siempre felices y contentos.
Aprenden que para llegar a un final feliz deben sufrir, pelear por el amor de su hombre, de su macho y darle de bofetadas a cualquiera que se interponga aun cuando se trate de su madre porque después de todo ellas siempre tienen la razón y al final saldrán triunfantes de la tragedia.
Según Robert Shaw, libretista de telenovelas desde hace más de veinticinco años “la televidente se siente mejor después de ver a las protagonistas, por el simple hecho de haber observado alguien más miserable que ella. También nuestras mujeres resuelven sus problemas, el cáncer es curable, los maridos regresan… En realidad, vendemos esperanzas y no hay nada más específico que eso”.
Es por su carácter ficticio que son más populares entre los jóvenes que se sienten identificados con sus personajes, imitan su vestuario, personalidad, estilo, lenguaje y se divierten con sus tramas, música y nombres conteniendo sugerentes frases. Las telenovelas se vuelven en el centro de atención, temas de conversación, se intercambian detalles de capítulos que se perdieron y no se dan tiempo para hablar de otras cosas. Los jóvenes se vuelven adictos de estas historias que no los terminan de satisfacer, simplemente dan el placer suficiente para logar que los jóvenes espectadores regresen por más; mientras tanto, la dominación cultural se hace omnipresente.
En nuestro país los medios se han convertido en verdaderos aparatos de ideologización, tienen la capacidad de cambiar opiniones, mentalidades y actitudes; están relacionados o vinculados a partidos políticos, que en nada favorece al desarrollo, bienestar e independencia de la nación, que es necesaria para nuestra conciencia y desarrollo social. Mas bien propagan noticias de carácter clasista, elitista, apoyan la oposición constante entre corrientes políticas, no demuestran imparcialidad ni tampoco oculta su intención de beneficiar a sectores y grupos de poder en particular.
Los medios de comunicación masiva, especialmente la televisión, son en un alto porcentaje de procedencia y propiedad de grupos de poder y contienen, por lo tanto, mensajes y valores alienantes, que no sólo son de pésima calidad, sino desviadores de temáticas vinculadas a las realidades y exigencias latinoamericanas y contrarias a la formación de culturas auténticamente nacionales y que no contribuyen de ninguna manera; por el contrario retrasan nuestra evolución e independencia como países.
Como cualquier proceso, el de la dominación cultural a través de los medios no se da aisladamente. Son demasiados los factores que influyen en la persona que termina culturalmente enajenada y definitivamente los medios no son los únicos culpables o responsables del problema. Tampoco se puede buscar exclusivamente un sujeto que a través de los medios haya decidido dominarnos porque este sujeto dominador es colectivo - minoritario, plural y complejo. Ni tampoco es cierto que este sujeto tenga un objeto al que dominar porque muchas veces el objeto es cooperador de su propia dominación.

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